Los caudales de los ríos leoneses registran niveles que no tenían desde hace años
A falta de dos meses y medio para que se abra la temporada truchera, los ríos de la provincia sufren una segunda y esta vez importante crecida. La fenomenal nevada y el fuerte viento, junto con los aguaceros intermitentes han hecho crecer los caudales a niveles que hacía varios años no se producían. Afortunadamente los embalses estaban muy bajos, y han podido retener la mayor parte de la avenida aguas arriba de las presas.
No sucede lo mismo con los ríos naturales que en muchos tramos se han salido de su cauce sin causar, afortunadamente, grandes destrozos. Para hacerse una idea las aportaciones de agua basta dar un repaso a los principales pantanos. Villameca, la más pequeña de las grandes presas almacena ya el 40% con una entrada de 5m3/segundo y una salida de 0,1. Riaño, la más grande, se aproxima también al 40% con una entrada de 82m3/segundo y una salida de 3,1. Barrios de Luna, que suele atravesar serias dificultades pues además riega muchas hectáreas, se encontraba el día 22 al 38% con una entrada de 47 m3/seg. y una salida de 0,7. Vegamián, con el 30% recibía 33,6 m3/seg. y soltaba 2,4. En la comarca berciana el embalse de Bárcena superaba ya el 50% de su capacidad. Teniendo en cuenta que hay mucha nieve en las montañas, y que hasta el día 1 de junio las presas pueden embalsar, el caudal de los ríos regulados queda pues asegurado, incluido el Bernesga habida cuenta de que la presa de Casares ha sido ampliada. Esta presa, cuya principal razón de ser es ecológica, puede dar vida a un río que en verano se queda seco, justo cuando debe soportar la mayor carga contaminante.
La crecida actual tendrá un doble efecto sobre las poblaciones trucheras. Un efecto positivo en el sentido de volver a remover y limpiar los fondos. Lamentablemente éstos se habían vuelto a colmatar por la carga contaminante que soportan. El segundo efecto será negativo para las frezas que ya se han producido en su mayoría. Allí donde las crecidas sean mas violentas parte de esas frezas se perderán con los arrastres. En todo caso en los ríos de montaña y salvo que la climatología empeore sustancialmente, el nivel de los cauces no es alarmante y puede calificarse dentro de lo habitual a finales del invierno, si bien en este año se ha adelantado casi un mes.